Quien vive en los componentes básicos del día, -en los instantes- se vive y se experimenta a sí mismo y poco a poco empieza a vivir correctamente.

Sin embargo, quien no vive el instante, porque ocupa sus pensamientos con cosas inútiles –como por ejemplo con el pasado o con el futuro- o se inmiscuye en cosas que solo atañen a sus semejantes, es vivido por lo que él ha emitido en sensaciones, pensamientos, palabras y obras.

El ser humano vive presionado por sus propias causas, en la ciénaga de sus sensaciones, pensamientos, palabras y obras negativas, de sus pasiones, avideces y rencores, hasta que con la fuerza de Cristo cambia de modo de pensar y sale de su pantano. Tan solo entonces empieza paulatinamente a vivir en Dios y escapa de la rueda de la reencarnación, que es movida por el computador universal.

Solo cuando hemos escapado de la rueda de la reencarnación, por haber cumplido paso a paso la Ley de Dios, somos conducidos directamente por Dios, la Ley Absoluta. Esta conducción se efectúa entonces desde el SER puro, por el omnipresente Espíritu de Dios, sin intercalación del computador causal. Muchas personas ocupan su tiempo con el horóscopo, con la influencia de los astros sobre el transcurso de nuestros días. Los astros solo podrán dirigir nuestra vida terrenal mientras vivamos presionados por nuestras propias causas, es decir, en aquellos ámbitos en los que actúa el computador causal. Mediante la realización de las leyes de Dios, sin embargo, el alma y el ser humano encuentran la salida de la rueda de la reencarnación y entonces el horóscopo ya no es cierto para ellos, pues ya no están bajo el influjo de los astros.

Editorial Gabriele
Español
e-book
Ref. B399es
ISBN 978-3-89201-606-9